No te lances a emprender ideas que no tienes muy claras y que no te entusiasman.
No renuncies solo porque sientes que "te estás quedando atrás".
Emprender te va a exigir demasiado en lo emocional, profesional y financiero. Ten entonces —¡al menos!— la idea clara y el entusiasmo a tu favor, porque todo lo demás lo tendrás en contra.
Mi mejor consejo metafísico es que le inyectes una actitud super, super, super pro al empleo que sea que tengas, que te comportes como jefe, que demandes cosas, que te muevas duro, propongas, arrastres al equipo, saques proyectos imposibles y todo eso, aunque no te paguen más, aunque no lo aprecien, aunque no te lo aplauden.
¿Qué logras comportándote así? Varias cosas: [1] usar tu empleo como entrenamiento patrocinado porque si no puedes ser un colaborador genial, la verdad no sé qué te hace pensar que puedes ser un emprendedor genial; [2] comienzas a "vibrar alto" y atraes a gente ejecutora a tu esfera, a personas que puedes reclutar como tus socios, colaboradores, inversionistas, etcétera; y [3] te demuestras que puedes tener en tu regazo veintisiete temas críticos a diario y no quebrarte.
Emprender en serio es el equivalente de organizar una boda grande cada semana: imagina la cantidad de detalles que debes tener en mente, proveedores, clientes, problemas y tiempos con los que tienes que lidiar para que las cosas salgan bien.
Emprender es lidiar con que toda la familia esté feliz conviviendo en Navidad: imagina la inversión de trabajo emocional en la que te tienes que sumergir para satisfacer al mercado.
Emprender no, no, no es lo romántico que te quieren vender.
Tal vez es para ti, sí, y la verdad es que cuando por fin lo dominamos, uf, nos regala muchas cosas.
Mira, por favor, reflexiona fuerte sobre esto: tienes que entrar al emprendimiento con lo que yo llamo "momentum forward", que es ese instante donde das un salto desde una cima fantástica que acabas de conquistar hacia tu proyecto.
El "momentum forward" es lo que la mayoría de la gente llama "éxito". Es un ascenso, un bono, un premio, un cambio a un mejor empleo, algo en ese estilo. Y es desde esa posición de ventaja donde debes dar el salto, abandonar esa gloria conseguida para irte a construir tus ideas.
Muchos cometen el error de querer emprender con la energía baja, desde una posición donde están enojados con su jefe, hartos de su situación o no se les ocurre qué hacer. Cuando entras a un proyecto así, le estás metiendo de entrada mucho caos que no te va a ayudar en nada.
Emprender bien no es hacer bien las facturas, "saberle bastante al sistema", registrar tus marcas, tener todos los documentos y reportes en orden, estar al pendiente de tus impuestos y todas esas tonterías que nos quieren vender como si fueran vitales, lo más crítico, cuando no, querido hijo de la vida, lo importante es que andes fuera, agitando las moléculas del universo, del mercado, de la gente, de los prospectos, de los medios, de la comunidad.
El activo más importante de tu emprendimiento eres tú.
Y sí, "entender" esto es fácil, pero comportarte así es otra liga. Te lo digo porque cuando somos emprendedores novatos pensamos que tenemos que estar literalmente todo el día frente a nuestra computadora, en nuestro local, en nuestra oficina o así, en la que sea nuestra arena oficial de juego, pero no, tú debes estar en eventos, asistir a cursos, hablando con tus coaches, comprándole a tu competencia para copiar descaradamente lo que les funciona, empujando tu marca personal y así. El detalle es que el emprendedor novato no ve esto como "trabajo" porque —repito— ha comprado la tonta noción de que estar cuidando las facturas, el registro de marca, los documentos, el sistema y demás tonterías así es lo que importa.
Algo que me sorprendió gratamente en mi travesía como emprendedor fue cuando comencé a correr por allá del año dos mil trece. Al principio me sentía culpable por "quitarle tiempo" a mi negocio ya que no podía ver la poderosísima conexión filosófica entre cuerpo y mente que cuando pones a trabajar duro al primero, la segunda se beneficia en grande y procesa mejor. Me di cuenta que esa hora o par de horas "desconectado" de mi negocio eran mis mejores instantes para combatir el ruido del mundo y ver con mayor claridad cosas que la rutina, el día a día, no me dejaban apreciar. La cantidad de decisiones geniales que he podido tomar gracias a estar sudando en el running o en el gym, bueno, no tienes idea de los resultados espectaculares que me han regalado.
Y a lo que voy con esto es que todo emprendedor, en cualquier etapa, se beneficia enormemente de dedicarse como pro al fitness: no te quita tiempo, no es caro, no es distracción, es una herramienta poderosa, es una arma secreta, es estratégico a más no poder.
Sé bastante egoísta con tu tiempo y prioridades para poder construir la organización que sueñas: ya no vayas a todas esas borracheras innecesarias con gente que no te está en tu frecuencia y no le interesa realmente lo que haces; no veas los domingos como la gente común los ve; no estés pensando en términos de la próxima quincena o vacaciones, ya no estás en ese mundo, tú piensa en términos de cinco, diez, quince, veinte años. Sé distinto y siéntete orgulloso. Desconoce los resultados de los partidos de fútbol, no te enteres de los chismes populares, siéntete cómodo con los términos de negocios que importan, no con palabras tontas de moda.
Te quiero en tu versión emprendedora de alto desempeño.
Esto va con amor y alpha, mi querido emprendedor ambicioso.
Sé egoistamente audaz.
Y selo ahora.
—A.
Discusión sobre este post
Sin posts