Sobre los instintos coalicionales
Entiende el dogma y el fanatismo desde sus raíces para atacarlo con efectividad.
Para que inicies 2024 con fuerza ↓
Que no te laven el cerebro.
No vivas dogmatizado.
Para saber si esto ya te está ocurriendo, piensa en ese influencer, político, maestro, autor, amigo o alguien con quien estés de acuerdo en todo.
Ahí, en una relación así, ya no estás pensando por ti mismo.
Yo te agradezco que me acompañes en estas coordenadas digitales, pero no espero —ni es alto desempeño— que apruebes automáticamente todo lo que comparto ni que comulgues conmigo en toda mi filosofía.
El truco está en que copies descaradamente —de mí, de ese político que te cae mal, de ese colega que envidias y demás— lo que le conviene a tu estrategia.
Pierdes muchísimo cuando te fantatizas infantilmente de un lado o de otro.
Deja que esa acción tan tonta de "apoyar" o "rechazar" las ideas de alguien automáticamente la ejecuten las personas promedio.
¿Sabes de dónde viene el fanatismo? De nuestra época en las cavernas donde tenías que pertenecer a una coalición (tribu) para sobrevivir, porque andar solo por tu cuenta garantizaba que nada más no lo ibas a lograr, querido cavernicolita audaz pero solitario.
Cuando ya pertenecías a una coalición, el líder determinaba las creencias que el grupo tenía que apoyar sí o sí.
Conforme pasaba el tiempo, el líder imponía creencias cada vez más ridículas y extremas que los demás tenían que aceptar porque estar en contra implicaba expulsión y eso era el equivalente a una muerte lenta a manos de un tigre dientes de sable que te iba a desayunar después de encontrarte debilitado por falta de alimentos y protección contra las inclemencias del clima.
Con todo esto, nuestro cerebrito evolucionó para temer la soledad.
El Dr. John Tooby acuñó el término "coalitional instincts" para estudiar esto desde una fascinante perspectiva de psicología evolutiva.
Ahora, yo te digo que tampoco seas gran fan de tu cerebro y los miedos que te quiere inyectar.
Hoy en día no mueres si no perteneces a un grupo.
No te estoy invitando a que seas un ermitaño, para nada.
Lo que quiero evitar es que te amalgames fácilmente con grupos que no te convienen simplemente porque tu biología te engaña haciéndote creer que es vital que seas amado y bien recibido ahí.
Todos los grupos manipulan a sus miembros: no hay escape en esto.
Tú intégrate en grupos cuya manipulación te permita avanzar en tus objetivos de fitness, relaciones, riqueza e intelectualidad.
¿Sabes? El problema de los instintos coalicionales es que empujan a la agente a aceptar la membresía de cualquier grupo que los hace sentir un poquito bien consigo mismos.
Cuando desde niños aprendemos por medio de nuestros papás y adultos alrededor a llorar, insultar, extasiarnos por lo que un equipo de fútbol o político ha hecho, ahí estamos entrenándonos en amalgamarnos automática y fácilmente a una coalición (grupo) sin cuestionar si nos conviene realmente o no.
Repito: somos seres sociables y no es la intención de esto empujarte a que vivas en solitario detestando a todos los grupos de todo tipo que existen, esta actitud sería infantil y tú y yo estamos aquí para mucho más.
No entras a una farmacia y consumes todas las medicinas que ofrece.
No entres a un grupo y adoptes como propias todas las creencias que alberga.
El dogma, el fanatismo, jamás se anuncian así mismos con esos nombres.
El dogma y el fanatismo se disfrazan de pasión, de causa justa, de la razón, de lo lógico y de lo que es correcto y demás.
Cuando alguien quiere realmente nutrir su idea para hacerla mejor (lo cual incluye incluso descartarla), no reacciona violentamente ante argumentos en contra.
El que te quiere fanatizar/dogmatizar en lo político/deportivo/etc. no está interesado en mejorar las ideas.
Una frase de Ray Dalio que me cambió la vida es que lo te conviene para avanzar en la vida no es querer tener razón sino entender la verdadera causa de las cosas.
Veo esto claramente en negocios —mi dominio, por eso tengo muchos ejemplos— porque todas las ocasiones que he fracasado han sido por mi berrinche de querer tener razón en lugar de ajustar mi mentalidad para recibir la retroalimentación del universo y esforzarme en entender los fundamentos de mis problemas.
El emprendedor novato quiere tener razón y se ve así mismo como un general que debe conquistar el mundo en lugar de un científico que debe descubrir verdades.
El emprendedor novato culpa al mercado, a los clientes, a las dinámicas socioeconómicas, al gobierno y a sus socios y colaboradores de lo mal que le ha ido porque hacer esto es fácil.
La realidad es que el emprendedor que logra avanzar en este mundo de los negocios es porque afina su visión y se da cuenta —usualmente a base de muchos golpes financieros y emocionales durísimos— que hasta que no entienda bien la psicología del mundo, no va a recibir ningún premio del mercado.
Conectando todo: si perteneces emocional/físicamente a un grupo, pierdes la oportunidad de ver mejor el panorama completo porque todo el mecanismo de operación de esa coalición/tribu te empuja a aceptar y promover creencias que están —en el mejor de los casos— incompletas y esto no te sirve realmente para tu desarrollo profesional y/o empresarial.
Repito: insértate en grupos, sí, toma el oro que tienen en ciertos aspectos, aplícalo con determinación en tus micro-experimentos para ver si nutre a tu sistema operativo personal, pero toma distancia en cuanto notes que estás demasiado de acuerdo con todo lo que proponen todo el tiempo.
Pensar por ti mismo te convierte en un tipo incómodo en muchas interacciones sociales-profesionales.
No huyas de esto, al contrario, acéptalo, abrázalo, úsalo a tu favor.
No te estoy diciendo que seas un incordio que presume "yo pienso por mí mismo, a diferencia de ustedes, tontos".
Te estoy diciendo que aprendas a jugar tu juego y no cedas fácilmente a las presiones de grupo que te empujan a dinámicas que no suman nada a los objetivos ambiciosos de tu estrategia de largo plazo.
Si no estás de acuerdo conmigo, estás mal.
Pero si encuentras lógico todo esto que te estoy explicando, estás bien.
Es broma.
Pero no tanto.
Te deseo éxito en el cultivo de tu criterio propio (sistema operativo personal).
Sé audaz.
Y selo ahora.
—A.
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