"Tripulación, diez mil pies", anunció el capitán. Saqué mi laptop y me dispuse a trabajar. El pasajero del asiento a mí me preguntó si tenía internet. Le dije que no, que estaba haciendo cosas offline.
"¿Sabes excel?", me preguntó en el tono del que es experto sacando conversación inmediata analizando los elementos a la vista, en este caso, viendo la hoja de cálculo en la que estaba sumergido —es fin de año, hora de soñar en hacerme casi tan rico como Elon Musk y para ver lo fácil que es vender las mismas cifras, no hay nada que nos fascine más a los emprendedores que empujarnos fantasías con Numbers de Apple.
Le respondí que sí, con la seguridad del que comenzó a jugar con hojas de cálculo en un programa llamado "Quattro Pro" en una PC por allá de finales de los ochentas.
Enseguida me dijo que él necesitaba aprender Excel para cosas de su trabajo. Mira, mi modo nerd semi-autista no quiere distracciones cuando ya está inserto en una actividad, pero mi modo empresario me ha enseñado a detectar las oportunidades y claramente mi nuevo amigo quería conversar, así que en aras de ejecutar lo que siempre te insisto por aquí de que debemos construir suerte —serendipia—, me obligué a despegar mis ojos de la pantalla con mis fórmulas y estimaciones ultra-millonarias y así y me incliné en mi asiento encarándolo amigablemente para platicar. Éramos compañeros de pasillo.
Le dije que yo antes pensaba así, que creía que tenía que agregarme habilidad tras habilidad hasta que entendí que realmente no era tan necesario.
Me preguntó por qué no.
Mira, lo que tú haces es muy difícil que un chamaco recién graduado de la universidad pueda hacerlo. Se ve que viajas seguido y esta facilidad que tienes de hablar con extraños como yo me dice que te dedicas a algo de ventas o así. Asintió y me dejó seguir hablando. Lo que gente como tú y como yo a esta edad debemos hacer es conseguir gente que haga todas estas cosas por nosotros para liberar nuestro tiempo al máximo e invertir en más de esto: movernos, andar por todos lados, conectar.
Sonrió dándome la razón.
Me dijo que sí, que tenía muchas relaciones y que se le facilitaba vender a través de ellas.
Le confesé que —por mi parte— yo probablemente trabajaba en una hoja de cálculo solo una o dos veces al año, que no era algo en lo que me inmiscuía mucho, porque prefería explotar otras de mis habilidades.
Me preguntó a qué me dedicaba y de manera natural respondí que era coach de negocios. Fue la primera vez que no me presenté como director de una empresa, ingeniero o algo así. Quiso saber si daba conferencias. Le comenté que sí. Luego me invitó a escribir algo para una revista en la que él tiene influencia y le dije que encantado. Intercambiamos números y listo.
Piensa en sistemas. Siempre.
Cuando no sabemos jugar el juego andamos ciclados con lo que nos adoctrinaron en el sistema educativo tradicional: tú debes resolverlo todo, tú debes aprender las cosas para tú tener las herramientas para tú solucionar y todo tú. Te aviso que ejecutar en este estilo no te va a permitir crecer.
Para pensar en sistemas, tú lo que debes hacer es detectar el problema, buscar qué o a quién tienes que pagar para que lo resuelven y usar ese tiempo que no estás desperdiciando en aprender algo técnico en explotar lo social, lo estratégico, lo operativo. Solo así puedes crear una empresa cada vez más grande.
(como nota cultural al margen: esto de construir organizaciones grandes es la verdadera ingeniería, queridos ingenieros orgullosos de meterse al extremo a los fierros y que detestan la interacción con los humanos porque para ti todos son tontos que no pueden hacer las cosas técnicas que tú pero no te das cuentas que te metes a una fosa en la que la nulidad de soft skills que no nutres te va a dejar atrapado).
Tal vez mi nuevo amigo le va a dar seguimiento a su oferta de invitarme a ser columnista en su revista o no. Tal vez me va a seguir en redes sociales o no. Tal vez nos vamos a topar en un evento político/empresarial más adelante o no. Tal vez va a resultar que tenemos varios amigos en común o no. Tal vez me va a recomendar para coaching o no. Tal vez va a pensar en mí cuando necesite un conferencista o no. No importa. Lo que importa es que la semilla de la serendipia —la construcción de suerte— fue sembrada.
Yo aprendí a usar hojas de cálculo desde niño porque así fui de raro, pero al igual que no me interesa sumergirme hoy en día a fondo en data science, no te recomiendo que pierdas tiempo en programar macros en Excel si ya vas a medio camino como emprendedor. Mejor aprende de marca personal, aprende a venderte mejor, a empaquetar tus ideas, a ser alto desempeño en lo que importa.
Y platica con la gente. La inteligencia de mercado que esto te da es invaluable. Sé agradable en tus conversaciones y deja que el mundo te dé sin problemas las cosas que te quiere regalar.
Las cosas técnicas como Quattro Pro van y vienen, mueren. Las habilidades sociales siempre te mantienen relevante. Entiende bien esto.
E invierte siempre en un buen boleto de avión.
Te quiero en modo alto desempeño.
Va con amor y alpha, como siempre.
Sé diezmilpieseramente audaz.
Y selo ahora.
—A.