Pide, presume y sé ambicioso.
Sobre cómo la audacia en solicitar, destacar logros y aspirar alto conduce al éxito.
Acude sin pena con la persona que puede tomar realmente esa decisión que necesitas.
Un día en la universidad, me encontré de repente al frente de la organización de un gran evento internacional. Comenzamos a recibir decenas de llamadas y correos electrónicos a diario. Para atender el alud de información, solíamos trabajar en la oficina del jefe del departamento de nuestra facultad y con bastante incomodidad para todos usábamos los teléfonos y computadoras del personal. No era agradable para las secretarias tenernos todo el tiempo a nosotros los estudiantes voluntarios interrumpiendo sus actividades e invadiendo su espacio.
Solicité una oficina para mi equipo de trabajo. Envié el memorándum al departamento encargado de estas cosas y durante semanas lo único que recibí fue una evasiva tras otra.
Un día subí a las oficinas más importantes de la universidad y hablé con la secretaria del director de nuestra institución, quien me aconsejó agendar una cita en cierto día y horario. Llegada la fecha y hora asignada, me presenté bañado, peinado y con determinación. Inicié mi caso mostrándole el póster del evento y los mensajes de confirmación de los conferencistas de clase mundial que iban a participar gratuitamente en los tres días de nuestro congreso. Le expliqué que habían estudiantes de muchas universidades interesados en comprar boletos para asistir pero que coordinarnos con ellos era un problema por la falta de un espacio dedicado a este proyecto. No acusé a nadie, no hice berrinche, solo expuse la situación lo más profesionalmente que pude a mis tiernos veinte años.
Me escuchó, tomó el teléfono, habló con el jefe de ese departamento que nos había negado un cubículo, le dio una instrucción y colgó. "Listo, ya tienen un espacio, pasen con el ingeniero fulano de tal".
Yo esperaba más batalla, más burocracia, más lentitud, más "luego vemos, niño, ven después, date otras vueltas a ver si tienes suerte" y así, pero no, todo quedó resuelto de inmediato.
Mi juventud afloró y le pregunté al director, "¿En serio sí nos va a dar una oficina el ingeniero fulano de tal? Es que llevo tiempo pidiéndosela y siempre me ha dicho que no". (Tú calla. No hagas estos micro-dramas. Si ya te dieron lo que pediste, no agregues caos al asunto).
Todavía recuerdo la cara del director cuando me dijo, "bueno, no creo que me esté diciendo mentiras a mí, ¿verdad?". Reí, le di las gracias y salí brincando de la emoción.
He notado que el dinero hace que casi siempre todo sea fácil y rápido, pero esta historia es para informarte que pedir las cosas de la manera correcta a la persona correcta es también igual de poderoso.
Identifica y acércate a quien realmente puede tomar la decisión que necesitas para destrabar las cosas a tu favor.
Presenta tu caso de forma desapasionada.
Pide de forma concreta, no divagues. Estas personas a las que te estás dirigiendo son importantes y —aparte— están bastante acostumbradas a aprobar/rechazar grandes proyectos, presupuestos y demás.
Conozco mucha gente que dice "a mí no me gusta andar pidiendo cosas" y por eso se quedan pobres y sin oportunidades. Tú no juegues ese juego porque es un juego del miedo aunque no lo llames así. Muchos lo disfrazan de orgullo, pena y demás, pero en esencia es temor al rechazo.
Entiende que si quieres más de la vida, tienes que pedirle más —y claro, tienes que ofrecer más también.
Mi equipo de organizadores del evento se alegró bastante cuando les informé que ya teníamos nuestro nuevo espacio de trabajo. Esto nos hizo lucir profesionales y lo usamos para obligarnos a comportarnos así. El lugar se volvió lo que tenía que ser: el punto neurálgico para tomar decisiones, ver avances, atender gente y electrizarnos de la energía positiva de algo genial que estábamos construyendo juntos.
Aquí viene otro hack, y tiene que ver con la importancia de las victorias (wins) para cimentar tu liderazgo. El día que demostré a mi equipo que podía negociar con los directivos de nuestra universidad y conseguir apoyo concreto, ese fue el día que obtuve su respaldo emocional para seguir estando al frente de un proyecto que iba a tomar un año de nuestras vidas.
Busca siempre tener wins a lo largo del camino para construir tu reputación. Los wins hacen que tu autoridad quede establecida y facilita que la gente confíe en ti y depositen apoyo emocional correcto en tus siguientes ideas. Ten wins constantemente y —lo más importante— presúmelos inteligentemente. Haz que la gente se entere de las cosas que estás haciendo que sí importan.
Yo no fui realmente un buen estudiante en la universidad. Reprobé varias materias y no destaqué con habilidades técnicas o calificaciones impresionantes, pero mis compañeros de generación me recuerdan por haber estado al frente de proyectos de alto calibre y eso me permitió construir con algunos de ellos muchas de las cosas que hoy son parte fundamental de mi vida como profesional.
En inversiones hay un concepto llamado "portafolio" que es básicamente el conjunto de los instrumentos que usas para colocar tu riqueza: bonos, acciones, fondos, etcétera. El concepto de portafolio en inversiones es uno muy común que se utiliza para determinar el riesgo que estás tomando de acuerdo a cómo lo balanceas y las posibilidades que tienes de optimizar tus ganancias.
Bien. Con cada win que vas consiguiendo desde la universidad lo que haces es ir construyendo una especie de portafolio que celebra y demuestra tu valor como profesional y/o emprendedor. Mucha gente se equivoca a la hora de crear su CV y terminan haciendo una patética lista de papeles y lugares en lugar de presumir los wins en los que han estado involucrados. Un buen CV es —en esencia— un portafolio de wins presumidos correctamente.
Cuando vayas a pedir cosas a la gente correcta, llega con un demo, un prototipo, un sitio web, un draft, algo que demuestre que eres alguien serio que sabe de lo que está hablando. Pedir en modo "me lo merezco, dámelo" o —peor— “por favor, por favor, dámelo, por lástima” es el equivalente de mal aliento social.
Cuando consigas algo para ti y/o para tu equipo, anótalo como un win, presúmelo. La principal característica de un buen win es que te permite construir más wins. Ese es el secreto de todo. Esa es la base sobre la que construyo mis empresas: todo en lo que me involucro hoy debe contribuir a hacer siempre más fácil todo lo que más adelante quiero construir, si no, ¿para qué demonios pierdo mi tiempo?
De nuevo: lo que hagas hoy, haz que tenga como finalidad facilitarte inmensamente aquello que mañana vas a querer hacer.
El otro día escuché a un inversionista preguntar a una audiencia de cientos de emprendedores a quién le serviría un millón de dólares para expandir su negocio. Todos levantaron la mano. Luego les preguntó quién había concretamente pedido esa cantidad de manera formal en el último mes. Nadie levantó la mano. Esto es un excelente ejemplo de lo que te digo: nos quejamos pero no pedimos las cosas. Si eres de las personas que no pueden dominar su pena, hijo de la vida, el mundo te está comiendo vivo.
Y sobre el asunto de presumir tus wins, esta es la etapa más perfecta de la humanidad para esto. Tú no uses tus redes sociales para mostrarnos tus nuevos sneakers o tu nuevo auto o tonterías así que realmente no importan y que solo te hacen lucir superficial e insoportable. Tú úsalas para explicar cómo resolviste tal problema, cómo conseguiste tal oportunidad, cómo agregaste valor desmedido a tal cliente y así. Presume las cosas que importan.
Ya para ir finalizando, un último hack con respecto a esto de pedir: como casi nadie lo hace, la gente que te puede dar las cosas generalmente toma muy bien cuando alguien se acerca con determinación. Y como regla general, siempre pide al menos diez veces lo que tenías en mente, porque seguramente te estás quedando corto en lo que necesitas. Yo debí haber pedido un auto y una tarjeta de crédito al director de la universidad también, pero ya será en mi próxima reencarnación.
¿Por qué pedir diez veces más? Porque no sabes evaluar bien las cosas, aunque tú creas que sí. Si eres como yo, mexicano que viene de un entorno donde la escasez es lo normal, tu criterio está moldeando a venderse hacia abajo, a esperar el rechazo y tratar de evitarlo pidiendo poquito para que sí te lo den, pero esto no significa que tal sea la realidad del mundo o que toda la gente opere así. Lo que más te conviene activar en ti es ser ambicioso. Preferible eso y no que desarrolles el músculo de "no me la creo"/"me da pena".
Espero estas ideas te sirvan para conseguir mejores oportunidades y recursos, para que te sepas vender mejor, para que aspires a mucho más.
Casi nadie hace estas cosas. No seas de esos que quieren resolver todo por su cuenta, de los que piensan que pasar desapercibidos es lo correcto y que se conforman con migajas. Tú no seas así. No hay necesidad.
¿Van a salirte muchas cosas mal por pedir, presumir y ser ambicioso? Uf, pero claro, totalmente, pero hey, cuando no salgan mal, saldrán geniales y te llevarán a niveles que jamás creíste posible.
Y ahí, en ese punto, regresas por acá a darme las gracias. ¿Va?
De nada.
Pide.
Presume.
Sé ambicioso.
Sé audaz. Y selo ahora.
—A.
P.D. Participa en mis proyectos empresariales a través de la Plataforma de Capitalización. Hagamos esto un verdadero ganar-ganar.