Hace un par de días terminé la transmisión de una clase que di desde mi oficina en casa. En ese momento, mi hijo mayor entró y me dijo "¿recuerdas que te platiqué que el nuevo trailer para GTA 6 rompió todos los récords de visualizaciones en las primeras horas en que lo subieron a YouTube?". Sí, respondí, empujando internamente a mis neuronas a que se movieran rápidamente a modo plática-adolescente-llena-de-términos-diferentes-como-aesthetic-c*lo-gta-y-demás. "Dicen que esperan vender un billón de dólares en la primera semana que lo saquen al mercado en 2025". Aquí me levanté hacia el pizarrón que tenemos en casa y le recordé la enorme diferencia de decir "one billion" en inglés y "un billón" en español, son universos diferentes. Aceptó el feedback con cierta indiferencia y luego soltó un "estaba pensando que deberíamos comprar acciones de la empresa" en el tono de voz de aquel que lleva décadas haciendo trading y dicta con naturalidad movimientos de millones de dólares a sus subalternos.
Comenzamos a platicar sobre el asunto. Le pedí que desarrollara para mí su lógica. Me gustó lo que me dijo y lo felicité por pensar así, pero utilicé este momento de interés que tenía en escucharme para insertar varios conceptos importantes en su sistema operativo personal.
"Downside" fue con lo que comencé. Le dije que cuando una idea lo entusiasmara bastante, tenía que golpearla fuerte para evitar errores tontos. "Está bien entusiasmarte por algo, pero los pros enseguida cuidan el downside, esto significa todo aquello que puede salir mal". Le dije que los mercados aman las modas y se mueven muy caprichosamente. "Así de manera rápida, te puedo decir que el lanzamiento del dispositivo de VR de Apple en 2024, ya en unas semanas, podría cambiar todo el panorama de cómo la gente va a preferir consumir videojuegos. No sabemos si será ampliamente adoptado o se quedará en niveles discretos de aceptación como la cajita de la Apple TV, pero imagina que los jugadores de repente se hacen adictos al nuevo formato y dejan de entusiasmarse por nuevos títulos en consolas tradicionales".
Le expliqué que la intención de trabajar con el downside de un asunto no era desanimarnos y ni siquiera dejar de invertir en algo, sino que se trataba de tomar una decisión mucho más informada y que si a lo mejor ibas a poner cierta cantidad de recursos, decides mesurarlos porque tu análisis te ha hecho ver que no estás tan cómodo con la posibilidad de perderlo todo pero una parte sí.
De ahí me dijo que por qué no compraba más acciones de otras empresas y le dije que el trading era casi como ir al casino: cuando te va bien, sientes que eres inteligente, que "pudiste ver" lo que otros no y así, pero cuando te va mal, lo justificas con mala suerte o con que el mercado actuó por primera vez en la historia de la humanidad de una manera que nadie esperaba. Aquí introduje el tema del "confirmation bias", ese sesgo psicológico que nos persigue todo el tiempo para decirnos que lo que nosotros pensamos está siempre bien.
"Imagina que ganas —no sé— diez mil dólares con la app de Robinhood. ¿Qué es lo que vas a hacer después de eso?"
"Volver a usarla."
"Exacto. Te estarás entrenando en ser adicto a esa dopamina, a ese rush instantáneo, andarás eufórico, pero cuando te vaya mal —y te va a ir mal y muy mal— te vas a venir abajo con todo, andarás de mal humor, deprimido, desenfocado, serás un fastidio para tu entorno, por eso el casino y el trading son tan similares".
Le recordé lo que ya he platicado con él de forma privada y lo que ha visto en mis cursos presenciales premium a los que ha asistido: que la creación de riqueza extrema sostenible no es algo sexy sino un juego aburrido y lento a diferencia de estar comprando y vendiendo acciones es un juego cortoplacista lleno de adrenalina, juego para el cual ni él ni yo tenemos los recursos ni el tiempo ni la preparación ni el estómago. Repasamos también el concepto de interés compuesto, largo plazo y la importancia de instrumentos como ETFs y demás.
"¿Crees que Tesla es una compañía que seguirá existiendo dentro de cuarenta años y que el valor de sus acciones será muchísimo mayor al actual?", le pregunté. Me dijo que sí. "Bien, pues lo que haces ahí es hacerte adicto a adquirir acciones de eso que crees y acumularlas, dejarlas ahí para las próximas décadas, no estar esperando el momento ideal para venderlas, pero es importante entender la industria a la que te estás metiendo. Yo creo igual que tú, que Tesla va a ser mucho más valiosa y relevante, pero porque sé que no es una empresa de autos sino en realidad una de energía y el mundo va a consumir mucho más de esto, pero al mismo tiempo por el lado del downside me preocupa que si Elon Musk muere de repente su equipo no esté a la altura para continuar la expansión agresiva que llevan y que algunos de sus nuevos robots sean hackeados y ataquen personas y esto haga que los gobiernos apliquen medidas extremas al punto de la extinción de la empresa, en todo esto tienes que pensar para ubicar tu capital".
Seguimos charlando y luego llegamos al punto de cuál era el momento ideal para sacar el dinero de sus acciones y entonces le presenté el concepto de ingeniería financiera y le dije que no, que no saque el dinero porque va a pagar innecesariamente muchísimo en impuestos. Y le expliqué cómo funciona el dinero en modo sofisticado con el ejemplo de las corporaciones que se cobran a sí mismas y crean estructuras fiscales que les permiten tener deudas con bancos pero que en realidad son gangas para ellos. Le dije que la gente promedio no entiende esto y que ni siquiera les interesa, que lo único que hacen es ofenderse y entregar automáticamente el cuarenta por cierto de sus recursos solo por ser niños buenos boy scout sin sentirse mal por quitarle pan de la mesa a su familia y colaboradores. Le dije que las personas luchan por no tener deudas sin entender que los ricos y las corporaciones tienen muchísimas deudas, pero que son deudas buenas, productivas y que son parte de la estrategia.
Y así estuvimos hablando un buen rato. En la que te incluyo aquí puedes ver un escaneo de parte lo que abordamos en el pizarrón de la casa.
Te toca como papá explicar a tus hijos los secretos que importan del mundo. Aprovecha cuando te pregunten cosas para insertar en ellos los conceptos que los van a ayudar.
Para ayudarlos realmente con sus posibilidades futuras, necesitas elevar tu mentalidad y ejecución a niveles cada vez más sofisticados para tener una panorama genial. Colócate tú mismo en esa posición de ventaja natural para darles la mano y que puedan subir ahí.
Hacer todo esto que te estoy comentando aquí no asegura nada. Las personas somos un caos y hay hijos que aunque tengan los secretos, el entorno, la educación y las posibilidades deciden moverse de forma diametralmente opuesta a lo que les conviene, pero esas serán sus decisiones. La manera en que te recomiendo abordar esto es que no quede en ti. Lo que ellos piensen y hagan, será eso, lo que ellos piensen y hagan.
Los secretos que importan del mundo solo te los va a dar alguien que te ama y está en posición de ventaja natural o alguien que juega mucho mejor el juego que tú y a quien le pagas y le conviene que subas de nivel. No seas iluso.
Entusiásmate, sí, pero activa enseguida el análisis del downside.
Que el análisis que hagas del downside no te desanime, no es para eso, es para que entres con mucho mejor entendimiento y puedas tomar contramedidas.
No juegues al casino, no es algo controlable, no eres tan pro.
Colecciona muchos secretos del mundo de alto nivel. Aplícalos. Goza los resultados. Compártelos con los que amas y véndelos a quienes están listos para el llamado.
Construye riqueza.
Ten habilidades que sí importan para construirla.
Sé audaz.
Y selo ahora.
—A.
P.D. Construye cosas conmigo. Participa en la Plataforma de Capitalización. Haz clic aquí para que platiquemos.