Me doy cuenta de mis enormes problemas psicológicos de adicción a la validación cada vez que me estaciono con precisión perfecta en dos movimientos y volteo para buscar aplausos. Tú no seas así.
Tú sé el tipo que hace bien lo que tiene que hacer cada semana en el gym y no le dice a nadie, el que nunca habla de su sufrimiento, pero al que se le notan sus workouts.
Tú sé el tipo que está super enfocado en su negocio y nunca habla de los altos niveles de estrés que lo rodean a diario, pero que entrega buenos resultados consistentes.
Tú sé el tipo que se sumerge a profundidad en libros difíciles sin presumirlo y su claridad intelectual es palpable en cualquier conversación.
Tú sé el tipo que despierta temprano sin avisarle a nadie y que a las 9 de la mañana deja claro a todos su ventaja temprana.
(Ahora, importante, cuando te digo que no busques la validación social, no estoy diciendo que no ejecutes tu marca personal: sí, presume lo que importa, pero con la intención de AVD —Agregar Valor Desmedido— a los demás, no desde la debilidad psicológica de querer demostrar que eres "innovador", "creativo", "cool" o tonterías así. Frases estilo "yo hago las cosas en silencio" estarían muy bien si no fuera porque muchísima gente promedio solo las ocupa como escudos contra el miedo infantil que les da exponerse a la crítica).
Hay una especie de líquido metafísico que permea tu cuerpo primero y tu actitud después cuando —sin buscar los reflectores— haces cosas duras, cuando enfrentas lo difícil, cuando fracasas y no terminas destruido.
El ojo entrenado de los pros que han recorrido esos valles hostiles y exigentes te detectará así:
→ es el tipo musculoso del gym —del que no sabes su nombre ni él el tuyo— que un buen día comienza a saludarte con una ligera inclinación de cabeza, porque esa es su forma de decirte que respeta tu ejecución, que nota claramente que ya eres parte del grupo élite que hace lo que tiene que hacer.
→ es el empresario exitoso —con el que nunca has cruzado palabra— que un día te invita discretamente a tomar un café, reconociendo con ello que nota perfectamente cómo resuelves problemas reales y difíciles cada día.
→ es el escritor o pensador que respetas profundamente, que te responde brevemente un mensaje privado para indicarte que ve claramente el calibre intelectual con que operas en tu vida diaria.
→ es el mentor experimentado que rara vez regala su tiempo, pero que una mañana cualquiera decide dedicarte atención especial porque reconoce en ti la ejecución silenciosa y obsesiva que distingue a los pocos que van en serio.
A ese "peso", esa "cualidad", esa "energía" que exudan los que hacen las cosas difíciles en silencio, los que ejecutan lo que tienen que ejecutar sin dudar, a eso se le conoce como "gravitas", "shibumi", "ataraxia" y en términos más prácticos, capacidad silenciosa.
Tenlo.
Y cuando lo tengas, no nos digas que lo tienes (no será necesario).
Al tenerlo se abrirán puertas, interacciones y oportunidades que nunca habías considerado para ti.
En resumen, haz que tu estacionada perfecta sea algo natural en tu día a día y no un evento para celebrar (como me pasa a mí, con mis inseguridades psicológicas), y aplica esta mentalidad a todas las áreas de tu vida: negocio, cuerpo, mente y relaciones.
Cuando tu estándar sea tan alto que ejecutes impecablemente sin necesidad de validación externa constante, habrás alcanzado ese estado de dominio donde lo extraordinario te parecerá normal y lo difícil será simplemente parte de tu identidad.
Identidad con la cual los pros te abrazarán.
—A.