"Bueno, sí, ya decidí que voy a emprender, ¿pero por dónde empiezo?", fue lo que pensé por allá del año dos mil diez.
Me había puesto como objetivo lanzar mi grupo de escuelas de inglés, pero una cosa era tener un empleo en una organización monstruosa que se dedica a esto y otra muy diferente comenzar de cero.
Llegué a la obvia conclusión de que lo primero que necesitaba era inversión. Incluso sin experiencia, yo sabía ya que los pocos pesos que tenía en mis dos tarjetas de crédito —todo mi "capital" para iniciar— no me iba a alcanzar.
Levanté el teléfono para invitar a algunas personas a mi idea, pero antes de hacer cualquier llamada, colgué. Me puse del otro lado: ¿qué necesitan saber? ¿cómo los puedo entusiasmar?
Cuando le pides al universo que por favorcito te ayude a manifestar tus sueños, eso no sirve porque es un castillo de naipes en las nubes que, bueno, no existe, baby.
Tienes que ser siempre específico con tu visión. Específico.
Lo primero que hice fue construir el sitio web de Waterhouse. Ya tenía el nombre, ya tenía la visión, ahora había que crear un espacio en internet que por sí mismo demostrara la seriedad con un look corporativo moderno y global. Compré un dominio, me peleé con el diseño, conseguí fotos, debatí conmigo mismo qué era lo que iba a ofrecer.
Ese ejercicio de crear un folleto digital profesional me hizo acomodar con imágenes y palabras lo que quería construir.
Listo. Ya tenía una visión específica.
Después, llamé por teléfono a una chica y le pedí que me hiciera el favor de conseguir el número de teléfono del administrador de una plaza comercial cerca de donde ella trabajaba. La chica me gustaba, así que maté dos pájaros de un tiro porque obtuve la info que realmente necesitaba y me vendí a sus ojos como emprendedor. Sé siempre así: optimiza lo más que puedas cada paso para sacar ventajas que te impulsen a ti y al mundo.
Hablé con la persona encargada de rentar el local que en aquel momento yo consideraba perfecto para mi escuela. Me espanté por los precios y las condiciones, pero —importante— decidí aplazar esa batalla para cuando resolviera la primera que tenía enfrente, recuerda, conseguir dinero.
Listo. Sitio web chingón, información precisa de dinero, a solicitar inversión.
El resto es historia.
Vinieron después muchos problemas administrativos, legales, operativos, fiscales que solo fueron creciendo conforme mi empresa tuvo más y más éxito. Tuve que aprender a resolver en tiempo real todo eso y bueno, hoy lo agradezco porque me hizo desarrollar un músculo emocional envidiable que aplica en todo lo que hoy hago.
Esta nota va para ti que tienes muchas ganas de lanzar tus proyectos pero no sabes por dónde comenzar.
Te lo dije el otro día y te lo repito de nuevo: rompe, desbarata, desmenuza, revienta siempre el problema que tengas en micro-problemas e inicia en ellos.
Mi "problema" no era hacer un sitio web o investigar el precio del lugar que quería y sus condiciones, estos eran micro-problemas que me empujaban en la dirección exacta de lo que quería conseguir.
Hoy tienes que hacer una llamada, enviar un e-mail, publicar algo en redes sociales, hacer documentos con la inteligencia artificial, adquirir alguna membresía, diseñar algo en Canva, comprar un boleto de avión, reservar tu estancia en un hotel en una ciudad lejana a tu comarca, no sé, pero hay muchos micro-problemas frente a ti en los que te puedes sumergir ya y generar momentum forward.
El momentum forward es esa dinámica y sensación que te empuja fácilmente de un objetivo a otro una vez que inyectas la energía y dirección adecuada al asunto. Es eso de que cuando te está yendo bien, te sigue yendo bien, o el que es rico, se hace más rico. Busca siempre el momentum forward.
Casi quince años después de aquella primera aventura empresarial, hoy te puedo decir que se siente horrible en el inicio cuando nuestro músculo emocional e intelectual no está acostumbrado a los golpazos de la realidad de hacer negocios.
Nadie va a entender tu angustia de que no te alcanza para pagar la nómina.
O que el gobierno te quiere cobrar impuestos por respirar.
O que el tipo que te juró que era un experto en marketing no te trae ningún p prospecto.
Y así. Nadie en tu círculo te va a entender, algunos te van a tolerar, nadie va a solucionar nada para ti.
Por eso, ya para cerrar, te dejo mi segunda mejor recomendación para iniciar —aparte de la de reventar el problema en micro-problemas para generar momentum forward: ten una comunidad, invierte TADI —tiempo, atención, dinero, incomodidad— como loco en rodearte de gente para la cual tus problemas son cosas que ellos también viven día a día o que ya solucionaron hace mucho tiempo y ahora están con otros nuevos.
Te quiero empujando tus ideas.
No te quiero iluso, como niño bueno boy scout pensando que al seguir todos los pasos que un influencer te diga todo te va a salir bien y rápidamente.
Te quiero ecuánime para toda la incertidumbre que ser atrevido con la realidad te va a generar.
Te quiero en verdadero modo alto desempeño para todos los sustos que la Matrix te va a inyectar por desafiarla a que tu quieres diseñar la vida en tus términos.
Te quiero ambicioso, cabrón, sin estar preocupado por lo que la gente promedio opine de ti y tu ejecución.
Todo esto va con mucho amor y alpha, como siempre.
Disciplina emocional.
Dureza mental.
Sé audaz.
Y selo ahora.
—A.