Disculparnos, acusar y criticar.
Sobre nuestro trabajo interno para desarrollar posibilidades.
¿Los tenis Nike geniales de ese joven de mi edad? Presumido. Están carísimos. Con ese dinero podría comprarme otras cosas mejores. Los que traigo están bonitos y no cuestan tanto.
¿El tipo que va al gimnasio y luce bien? Seguramente se mete esteroides, no piensan en lo peligroso que es todo eso. Yo estoy bien así.
Exactamente de esta manera pensaba en mis veintes.
Hoy entiendo que hablar de esa manera era una defensa de mi ego. ¿Por qué no mejor admitir que me gustaban mucho los tenis Nike de mi amigo y que me dolía no poder comprarme unos iguales? ¿Por qué no admitir que me fascinaba el porte que ese tipo del gym tenía y que hacía que ropa sencilla se le viera genial y que me dolía no tener la disciplina de moldear mi cuerpo así? Porque hacerlo me habría llevado a un análisis de todo lo que estaba mal en mi mentalidad y ejecución y esto duele muchísimo. Es mejor disculparnos, acusar, criticar que hacer el durísimo trabajo interno para desarrollar nuestras posibilidades personales y profesionales.
Recuerda que tu mente no es tu amiga. Lo que este animalito silvestre dentro de ti hace para mantenerte tranquilo y que no lo cuestiones es felicitarte en las cosas que no te convienen y criticarte en las que sí. Por eso te dice que qué flojera ir a hacer ejercicio, que es muy temprano y te dice que sí, que te mereces esa Coca-Cola y esa pizza porque hoy trabajaste mucho.
Como dueño de negocio, esta misma actitud nos impide crecer. En los ejemplos de Nike y del gym que te estoy dando, el gran error es atacar el problema incorrecto, es pensar que el problema es el precio de los tenis y lo peligroso de los esteroides cuando la realidad es que el problema es no saber construir riqueza para poder comprarlos sin problema y no contratar consejo experto para hacer músculo sin joder el resto de tu organismo.
En mis primeros años como dueño de un negocio, me equivoqué en las métricas que monitoreaba de mi empresa. Lo "hermoso" de las métricas es que son prácticamente infinitas, así que es fácil emocionarnos y confundirnos y tener tableros enormes con un montón de números y porcentajes cuando simple es mejor, pero lógico es todavía mucho más poderoso. Me explico.
Durante mucho tiempo medí "ingresos" y "número de clientes" porque pensé de manera silvestre que eso era lo que más importaba —ya sabes, en matemáticas de emprendedor antisofisticado consideré que entre más ingresos y clientes tengas todo es mejor, cuando la realidad no es así. Te dejo de tarea determinar en cuáles KPIs debí haberme enfocado en aquellos años. Haz un screenshot de esto y consulta con la inteligencia artificial, hazle preguntas a profundidad, tropicalízalas a tu negocio y encuentra nuevas oportunidades para optimizar tu empresa.
Lo importante para mí con este texto es que no culpes a las cosas incorrectas y que no te disculpes con narrativas de escasez que te impiden lo que a ti y a mí nos conviene: que construyas riqueza.
No podemos evitar la envidia, a menos que seas uno de esos monjes budistas meditando a diario en un templo secreto perdido en los Himalayas, y hasta eso. Lo que sí podemos hacer es utilizar la envidia como una mapa detallado de aquellos pasos que necesitamos integrar a nuestra gran estrategia personal/profesional. La envidia revela lo que podríamos conseguir si tan solo nos enfocamos.
Va de nuevo porque me quedó genial la frase: la envidia revela lo que podrías conseguir si tan solo te enfocas.
Piensa que no envidias a todo y a todos, únicamente envidias aquello que resuena en ti. Yo no envidio al que va al Grand Prix de Mónaco porque no me interesan esas competencias y ese nivel de glamour no está en mis prioridades, pero sí envidio al hombre de negocios con alta influencia global. Haz que tu envidia sea útil, es un faro que te está diciendo "tu atención está en esta área y aquí hay un modelo que te conviene imitar".
Yo envidio cómo escribe Neal Stephenson, por ejemplo, y haciendo esa envidia útil, he aprendido a desarrollar mi estilo inspirado en su trabajo, donde mezcla todo tipo de temas, te mete en un mundo donde parece que está divagando y de repente, sin esperarlo, conecta la idea original —que ya habías olvidado— con este otro punto que lucía desconectado y todo tiene sentido en esta gran analogía orgásmica que hace que mi cerebro reviente con cada uno de sus libros. Una versión de envidia floja me habría hecho decir simplemente que él nació con talento y que tuvo estudios privilegiados que le permiten hacer todo eso y que yo no porque viví en una colonia pobre y mis escuelas no fueron de élite, pero al no operar con ese tipo de envidia, bueno, aquí estoy hoy jugando en mi propia liga creativa a gusto a diario.
Hoy soy el de los tenis geniales.
Hoy tengo un cuerpo mejor que a mis veinte años.
Sigo siendo envidioso, pero envidio las cosas que importan y utiliza este sentimiento como un plano que trae las especificaciones que necesito incorporar a mi estrategia. Haz lo mismo.
Enfoca tu atención en el problema correcto, querido dueño de negocio. No midas cualquier tontería.
Va con amor y alpha, como siempre.
Sé audaz, mi querido envidioso.
Y selo ahora.
—A.
Te quiero en tu versión de alto desempeño. Quiérete tú. Rodéate de gente e ideas geniales. Ten un fin de semana genial en la reunión de tu tribu el 9 de Agosto en CDMX. Haz clic aquí para tus tickets, descuentos grupales y más “info”.