Esto no es popular, pero si en tu primer trabajo te explotaban, y luego pasaste al segundo y también, y el sexto en el que vas te sientes igual, te aviso que eres tú, no la chamba, ni el gobierno, ni el sistema, ni tus jefes, ni el capitalismo.
Estás mal calibrado. Tal vez estás forzándote a trabajar "en lo que estudiaste". Casi todos escogemos nuestra carrera universitaria sin tener una buena idea de lo que se trata en realidad. No te sientas mal por tu decisión. Es una crueldad que a esa tierna edad nos obliguen a decidir a lo que —en teoría— nos vamos a dedicar las próximas décadas de nuestra vida.
(Hey, si hoy me ponen una pistola en la sien y me piden especializarme en una única área para dedicarme a ella los siguientes veinte años, no sabría qué elegir —y mira que he estado metido en diversas industrias).
Tal vez no te estás forzando a trabajar en eso que estudiaste, pero te estás vendiendo mal al mercado y aunque tienes buenas habilidades técnicas y sociales, aceptas cualquier salario porque nadie te ha puesto en el radar el entrenamiento de negociar, exigir más, buscar cosas más ambiciosas. Has comprado con convicción la historia del nivel socioeconómico que te rodea. Ahí te repiten todo el tiempo que "la cosa está dura", "no hay dinero", "da gracias por el trabajito que encontraste", "no le muevas", "no te arriesgues porque al menos esos pesitos que recibes al mes son seguros" y así.
Sí: tu jefe, el gobierno, el sistema, el capitalismo, las empresas, los influencers como yo, seguramente todos tenemos algo de culpa y somos parte de la razón por la cual estás mal, agotado, pobre, frustrado y demás. Tienes la opción de unirte a los activistas enojados con la vida y hacer huelgas, marchas y manifestaciones para cambiar todo eso —aunque mi recomendación es que primero soluciones tu problema del dinero y desde ahí intentes cambiar al mundo.
Casi nadie sabe resolver el problema del dinero bien.
Pero casi todos creen que sí.
Esto es como cuando la selección nacional de fútbol juega un partido importante. ¿Has visto que de repente todos los sedentarios nos convertimos en entrenadores que sabemos más que el tipo al que sí le pagan millones por dirigir a los jugadores en tiempo real en la cancha?
No te confundas: la persona que sabe resolver el problema del dinero es el equivalente de un entrenador profesional que da instrucciones en la cancha donde se juega el partido.
La persona que no sabe resolver el problema del dinero —pero que cree y se dice a sí misma que sí— es un entrenador sedentario aficionado que solo grita a la televisión en la sala de su casa.
Tú sé un pro, no andes jugando a sentirte bien gritando tonterías.
"Okay, Aarón, estoy contigo, te entiendo, estoy de acuerdo, yo estoy igual, ¿pero cómo demonios le hago para salir de ese punto?"
Mira, te voy a compartir lo que de manera genuina y cien por ciento práctica me permitió dar el salto de aquel punto de frustración con mi empleo hasta aquí, donde estoy contigo y otras decenas de miles de lectores explicándoles a diario hacks de negocios y desarrollo profesional.
Van a ser cinco puntos. Pon atención. Internalízalos.
[1] ¿Quiero ser así en diez, veinte años?
Comencé a ver con una lente diferente a mis colegas. Esto no es agradable porque generalmente es gente a la que queremos y con la que hemos llegado a tener una fuerte amistad porque más de ocho horas diarias de convivencia por años te empujan a eso. Si puedes tener y ver a tu lado a la gente que va cinco u ocho años adelante de ti en la empresa y eso no te gusta, tienes que entender que lo más probable es que eso mismo te pase a ti. Yo era de los más jóvenes en el staff y cuando estaba a punto de cumplir mis treinta años, me comencé a hacer esta pregunta hasta que pude responderla con claridad: no, no quiero ese resultado para mí dentro de una década.
[2] Hice un censo honesto de lo que tenía a favor.
Casi todos nos enfocamos en lo que nos falta. Esto es flojera emocional, esto es masoquismo. Yo no tenía dinero ni relaciones ni preparación real para abrir mi primer negocio. Eso era fácil de determinar y aceptar. Y es en este punto donde casi todo el mundo se queda, porque dejan que la lógica los abrume. Es cierto: tienes todo eso en contra, pero es imposible —IMPOSIBLE— que no tengas cosas a favor. En mi caso, lo que tenía a favor eran (a) mi edad; mi soltería (andas más ligero para tomar decisiones); (b) haberme puesto desde muy joven al frente de grandes grupos de trabajo y crecido naturalmente como líder en mi universidad; (c) hablar inglés muy bien; (d) leer de todo y eso indicaba mi disposición a aprender rápidamente lo necesario con las mejores fuentes de conocimiento. Ajusté mi drama para cambiarlo por entusiasmo y conectar mis puntos a favor para que tuvieran sentido con mi nueva faceta de emprendedor.
[3] Me di permiso de fracasar.
El otro día expliqué a mis niños de cinco y siete años que fracasar es bueno porque significa aprendizaje real. Todo lo demás es teórico. Y no es que la teoría no sirva, pero nada como darte el golpe de verdad a diferencia de solo leer una descripción del dolor. Cuando decidí renunciar aventé mi mente diez años y dije "puedo llegar a mis cuarentas en bancarrota, sin haber logrado lo que quiero, pero prefiero ese dolor intenso al de preguntarme cómo podrían haber sido las cosas si las hubiese intentando. Y aquí va la clave: mucha gente no hace nada porque evitan los dolores intensos que duran unos momentos y prefieren los dolores crónicos que duran décadas —mantenerse en algo frustrante "pero seguro".
[4] Me dejé de reunir con la gente que no podía ver lo que yo intentaba construir.
Eran amigos, familiares, gente cercana, con la que llevaba años conviviendo religiosamente. Durante los meses en que les expliqué a detalle mi idea para mi primer emprendimiento, todo lo que respondían era que no me arriesgara, que iba a perder mi dinero, que iba a perder mi seguridad social y el ahorro para mi retiro y demás. Los quiero. Los quería, pero entendí que ninguno de ellos había ejecutado lo que yo estaba intentando hacer así que no podían darme consejos reales, sino solo opiniones basadas en su realidad. Cuando no cortas relaciones, cuando no te sales de un círculo que amas pero te limita, no puedes volar. Entiende que tu cabecita está todo el tiempo procesando lo que te dicen —quieras o no— te están insertando sus miedos y perspectivas. Tal vez tienen —tenían— razón en muchas cosas, pero eso lo pude superar con las lecturas que hice de muchos relatos de negocios que empataban con mi situación: en el inicio toda idea suele lucir como algo tonto y poco realista, pero la ejecución (y algo de suerte, sí) siempre ayudan a empujar las cosas a tu favor.
[5] Seguí con los puñetazos sin mirar atrás.
He estado en peleas físicas, de esas de a puño limpio, como cinco veces en la vida, desde mi etapa de primaria hasta la universidad. En mi defensa, nunca lo he iniciado yo, pero bueno. El punto es que te puedo informar con toda la autoridad del mundo que una vez que lanzas el primer puñetazo, es infinitamente más fácil lanzar el segundo —y el tercero y así. Cuando tu adrenalina ha pasado a modo ahora-te-controlo-yo déjala fluir y sigue avanzando. Esto es lo mismo con los saltos profesionales que des en la vida: si ya cortaste relaciones, si ya renunciaste, si ya decidiste que no quieres estar como tus amigos, colegas y familiares en diez, veinte años, si ya te metiste a algo que te entusiasma, sigue comportándote así, extremo, duro, arriesgado, deja de ponerte tú mismo frenos emocionales o intelectuales, tampoco tienes que estarte disculpando con tu círculo porque ahora eres el raro que no quiere ir el sábado a emborracharse o que usa el domingo para aprender y planear en lugar de seguir el comportamiento tonto de la gente promedio que dicen con seriedad "hay que descansar" cuando no han construido nada. Descansa después del verdadero ejercicio, del genuino esfuerzo, no antes, durante y después, que eso es lo que hacen las mayorías.
Fracasé en mi primer emprendimiento.
En muchas cosas, en muchas áreas.
Fui un mal emprendedor con mi primer negocio.
Me equivoqué en muchas decisiones.
Contraté mal.
Me asocié mal.
Me comuniqué mal con mi gente.
Puse productos a precios incorrectos en el mercado. Muy bajos o muy altos.
Coloqué mis sucursales en lugares que no supe evaluar bien.
Uf. La lista de todas las cosas que hice mal abarca unos dos libros de esos gruesos y pesados.
Pero hey, ese negocio duró una década. Aprendí enormidades. Tuvimos momentos geniales. Me dio una genial reputación. Hice amigos —y enemigos, y esto de alguna retorcida manera, tiene su mérito también. Crecí en lo personal y profesional. Abrió mi panorama. Me puso en el mapa de mucha gente que yo considero importante.
No te estoy invitando a que seas emprendedor. Esto no es para todos y no hay necesidad, lo digo en serio.
Te estoy invitando a dar saltos. A que te la creas.
Estoy involucra que si estás en un empleo frustrante, mal pagado y sin futuro, entiendas que puedas saltar a una gran corporación donde te vas a sentir inspirado a diario, vas a crecer, vas a ganar bien y vas a poder visualizarte ahí algunas décadas más en posiciones cada vez mejores. Para conseguir esto tienes que dejar de poner en un altar la carrera universitaria que estudiaste y ser flexible con enmarcar diferente las habilidades que tienes. Debes también ser capaz de venderte mucho mejor. Así como yo aquí, con este texto y mis podcasts y videos, me estoy vendiendo a diario para ti, para que me contrates como coach, conferencista, consultor. Todos los días estoy aquí ofreciéndote mis habilidades, mi visión, mi ejecución, lo mejor de mí. ¿Qué te impide hacer esto mismo tú también? Probablemente la pena de lo que van a decir tus amigos borrachos que no construyen nada (porque los que hacen cosas lo van a ver bien) o el hecho de que no te la crees porque nadie en tu círculo limitado y limitante te ha invitado a que actúes así. Soluciona todo esto ya.
Nada más para que nos entendamos bien, a este tipo de actitud y ejecución yo las llamo Fuck You Skills. La F You Skills son las acciones que te permiten moverte de una manera increíble y poderosa en el mundo. Las F You Skills te permiten generar Fuck You Money, que significa asegurar el dinero para tener asegurado pan de muy buena calidad en tu mesa durante muchos años.
En la primera foto estoy saliendo al escenario con mi amigo Daniel Habif, a quien probablemente conoces por sus videos y libros. Nos invitaron a dar nuestras conferencias ante doce mil personas. Él es un ejemplo genial de alguien que se ha reinventado varias veces en lo profesional. Y te guste o no su estilo, sus resultados de alto nivel son innegables. Daniel y yo llegamos a esos niveles vía nuestras F You Skills. En la segunda foto, estoy dando una conferencia en el auditorio de una de las sucursales de mi primer empresa. Esta es de las cosas que hice bien en aquel emprendimiento: inspirar constantemente a las comunidades donde nos instalamos, poner en el radar temas, ideas y personas que valía la pena considerar, ser diferentes pero para bien. Agregar valor desmedido a prospectos y clientes te genera F You Money.
Te veo en mi próximo curso premium en CDMX. Voy a ser honesto: esto no es para ti que estás decidido a querer todo gratis, barato, fácil y "cerquita". Te quiero, pero prefiero avisarte de entrada antes que romperte el corazón: mi curso premium presencial es para quien sabe invertir bien en las cosas que lo van a posicionar en el carril del alto desempeño para las siguientes décadas.
Mi evento no es económico. No es para el tipo entusiasta que lanzó su idea pero todavía no se puede pagar su propio salario. No es para el recién egresado que gana nueve mil pesos mexicanos al mes. No es para el tipo que no tiene ahorros ni para el que no tiene inversiones. Mi curso premium presencial es para el tipo que ya ha conseguido avanzar en la corporación y para el emprendedor que ha ido creciendo su negocio. Si eres así, tú ya sabes hacer bien muchas cosas. Genial. Ahora te voy a enseñar a venderte muchísimo mejor.
¿Y qué es lo que vamos a ver en el evento? El enfoque es 100% F You Skills, los secretos del mundo que quisiera que alguien me hubiese explicado de forma clara y directa hace trece años que comencé con mi ruta de poderoso crecimiento personal y profesional. Ya haces bien muchas cosas. Genial. Ahora te voy a enseñar a venderte mucho mejor. Si tú sabes venderte mucho mejor, vas a poder poner en el radar de mucha gente aquellos productos, servicios, ideas y proyectos que quieres que te compren o aprueben. Saber venderse bien es algo difícil de ejecutar, por eso es que estás aquí, consumiendo con atención y seriedad lo que te explico cuando fácilmente podrías estar haciendo un millón de cosas diferentes. Yo quiero que tú aprendas a conseguir este nivel de atención para que el mercado te premie como me ha premiado a mí.
Si estás en el nivel del emprendedor entusiasta que no puede pagar su salario todavía o del profesional recién egresado con un salario bajo, no te desesperes. Ejecuta con disciplina emocional y dureza mental todo lo que te comparto a diario y verás resultados en poco tiempo. Esto lo sé porque llevo años recibiendo mensajes de muchísimos lectores en todo el mundo agradeciéndome el contenido y contándome su historia de cómo los ayudó a conseguir una beca genial, a fundar su negocio, a darle un giro a su vida y así. Mantente ecuánime y ejecuta con determinación.
Y si esto es para ti, genial, simplemente levanta la mano comentando o respondiendo este e-mail y con gusto te enviamos la info para que registres a mi curso premium presencial.
Serán dos días geniales en CDMX a finales de Enero 2024.
Deja de quejarte.
Deja de pelearte por migajas.
Deja de creer narrativas negativas que son ciertas solo si las repites y las crees hasta el cansancio.
Deja de ser el entrenador sedentario aficionado que grita a la televisión en la sala de su casa.
Deja de decir que te explotan.
Y sí, explota, pero a tu favor, tus habilidades, tus objetivos.
Sé explosivamente audaz.
Y selo ahora.
—A.
Discusión sobre este post
Sin posts