La universidad pública en México parece una ventaja injusta premium.
Solo lo es para los super nerds altamente técnicos que consiguen venderse a una organización que los compensa financieramente en modo clase mundial.
Los que logran eso son pocos y la historia de todos ellos siempre es la misma: lo consiguen porque está en su naturaleza, ya son super nerds altamente técnicos desde antes de entrar a la uni, no es porque la institución se los inculque, logran su éxito a pesar de sus maestros y la burocracia que los quiere hacer lentos e igual de promedio que todos.
Para el resto de nosotros que no somos super nerds altamente técnicos, realmente la universidad pública no representa mucho.
De hecho, probablemente es hasta una enorme desventaja injusta porque estar ahí nos hace creer que es lo máximo a lo que podemos aspirar y que debemos conformarnos con lo que la franja mediocre del mercado nos quiera pagar al egresar.
Al egresar, lo que más nos conviene a los que no somos super nerds altamente técnicos es agregar otras ventajas injustas premium a nuestro sistema operativo personal. Y hacerlo con alevosía.
Esto no lo vamos a lograr reverenciando nuestra carrera en turismo donde nos pagan nada y ni siquiera nos encanta o nuestro título en administración donde compito contra millones o nuestros estudios de ingeniería en los que realmente sabemos que no somos buenos y ni siquiera hablamos inglés para jugar internacionalmente.
Tenemos que saber dejar atrás esos años de la universidad pública, dejar de creer en su discurso de que "así son las cosas", "son los salarios que hay" y demás. No es cierto. Es solo un aspecto —y te lo juro, es microscópico de las posibilidades geniales que sí hay.
Las ventajas injustas premium a las que tú te debes meter por tu cuenta después del desastre de la universidad pública son cursos, workshops, conferencias, libros, viajes, experiencias, mundo, clubes sociales, gimnasios, marca personal, fitness.
Todo eso va a expandir tu mente como no tienes ideas.
Verás lo que es posible lograr con ventas, con marketing, con comunicación, con ser movido, con pedir las cosas, con crear tus líneas de negocio, con empujar a la gente, con usar nuevos procesos y sistemas comprobados que tus maestros de la universidad a los que tienes en un altar no entienden ni les interesan.
La universidad pública no te puede hacer ni innovador ni emprendedor porque la gente que la dirige, los que mueven a los estudiantes, no les interesa eso en lo absoluto. Y no es porque sean malas personas, simplemente su prioridad es totalmente diferente a lo que tú puedes lograr si te lo propones para una vida genial.
Su prioridad es la certidumbre económica.
La tuya al egresar debe ser la exploración intensa de posibilidades cada vez más sofisticadas, más premium.
No tengas veinticuatro años y estés pensando en "sacar una casita" y "tener un carrito". Eso es pensamiento y ejecución de escasez. Suena bien pero no lo necesitas.
Tu ventaja injusta premium en este momento es tu ligereza: nadie depende de ti, tus papás están relativamente sanos, puedes moverte como probablemente nunca más en la vida podrás volver a hacerlo, aprovéchalo.
Que tu modelo de ejecución laboral no sea tener tu casita y tu carrito y organizar las carnes asadas en tus mediados veintes para seguir haciendo eso mismo las próximas tres, cuatro décadas.
Hay más. Presiona el acelerador.
La mentalidad de universidad pública nos engaña bastante.
Es tu trabajo personal y profesional desaprender casi todo lo que ahí se ve como "normal", "correcto", "profesional" y así.
Desaprender. Con dureza. Retarlo.
Quiero una vida fantástica para ti.
El precios es que tienes que insultar nociones, ideas, personas e instituciones que son lastres emocionales, intelectuales y mentales.
No te digo esto desde la cómoda posición de "un empresario desconectado de la realidad", todo lo contrario, te lo digo con la perspectiva del que vivió exactamente eso y ahora ve claramente la trampa en la que cayó.
No eres tus cuatro años de universidad si de entrada no te colocan en el juego a nivel clase mundial.
Te quiero ambicioso, fit, fuerte, exitoso, financieramente sólido, global, rápido y preciso.
Dureza mental.
Disciplina emocional.
Te quiero en tu versión post-universitaria de alto desempeño.
Sé desaprendedoramente audaz.
Y selo ahora.
—A.
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Mate, how the hell I didn't read this post about 2006's... but still gives many good insights