
Un buen consejo profesional es que mezcles movimientos irracionales con tus ventajas injustas.
Uno de los movimientos irracionales más poderosos que ejecuté en mi vida fue renunciar justamente cuando me ofrecieron subir de puesto en mi empleo, cuando me daban todo lo que siempre había querido —más dinero, mejor oficina, más status— y lanzarme al vacío sin capital, sin conexiones, sin una verdadera idea de cómo se hace un buen negocio.
Los movimientos irracionales son esas actividades en las que no tendrías que meterte, es esa dirección en la que no tendrías que ir, es una violación a la narrativa. Los movimientos irracionales son eso, lo opuesto a lo lógico. Una de las razones por las cuales promuevo que ejecutes movimientos irracionales es porque la lógica solo te hace "avanzar" —por no decir que te deja estancado, con tímidos incrementos ocasionales para que no te quejes— mientras que los movimientos irracionales te meten a mejores realidades.
¿Por qué me lancé a ese movimiento irracional de renunciar? Por culpa del otro concepto que te estoy recomendando: ventajas injustas. En ese momento del gran nuevo empleo frente a mí, yo tenía exactamente treinta años, no tenía hijos, nadie realmente dependía de mí y mi cuenta bancaria era lo más ridícula que te puedas imaginar. Todo esto me daba ligereza que supe aprovechar, porque no es lo mismo ejecutar un giro de timón tan fuerte cuando ya tienes boquitas a tu cargo y tu mentalidad está super atrapada en corporativilandia.
Tus movimientos irracionales jamás van a ser celebrados por la gente que te conoce. Entiende que para ellos son insultos, porque al ejecutar de forma tan diferente, lo que estás haciendo es exponiendo el hecho de que ellos están en modo ciclados, así que no esperes que el mundo te dé aplausos por ser audaz, innovador y esas cosas. Todo ese reconocimiento tardará en llegar y será vía extraños que no tienen almacenado una versión previa de ti. No te engañes: los movimientos irracionales genuinos te van a doler sobre todo en lo emocional e intelectual porque representan un parto de la rutina, de la certidumbre, de lo que entiendes.
Tus ventajas injustas tú no las ves como ventajas injustas, para ti son cosas normales, naturales, habilidades o intereses que probablemente siempre has cargado contigo: ser agradable, saber bailar, hablar muy bien inglés, ser un lector profundo, tener visa de Estados Unidos, disfrutar el fitness, etcétera. Haz un inventario genuino de tus ventajas injustas y aprieta durísimo el acelerador en ellas —en mi caso, esto de poder escribir me encanta literalmente desde niño, siempre lo vi normal, y mira, hoy tengo miles de lectores a diario, lo cual me ha traído desde hace más de una década nuevos amigos, clientes, invitaciones, oportunidades, busca cuestiones así en ti.
(Ignorar tus ventajas injustas es como ir armado a una batalla y tirar tus mejores armas solo porque nadie más las trae, ese es su problema, tú explota lo tuyo).
Ahí lo tienes: movimientos irracionales + ventajas injustas.
Absolutamente todas las personas que veas encima de cualquier pirámide, bueno, están ahí porque usan este combo que te estoy recomendando: nadie llega a CEO, emprendedor reconocido, influencer internacional o así solo ejecutando cosas lógicas e ignorando sus fortalezas, todo lo contrario.
Usa esto de los movimientos irracionales y las ventajas injustas a tu favor para jugar mucho mejor el juego.
Te quiero duro, movido, ágil, global, ambicioso y capitalizado.
Ecuanimidad. Buena postura.
Inglés, fitness, lectura, marca personal.
Disciplina emocional.
Dureza mental.
Va con amor y alpha, como siempre, en serio.
Sé irracionalmente audaz.
Y selo ahora.
—A.