
Anoche me preguntaron en la comunidad qué hacer cuando uno está estancado.
Lo primero que les dije fue que eso de estar estancado es como la obesidad, la fiebre y la escasez: son enemigos que no podemos quitarnos intelectualizándolos, pensando en ellos, reflexionando sobre ellos.
Para reducir al mínimo —y con suerte algún día eliminar esas cosas de nuestras vidas— lo que nos corresponde es ser agresivos, ejecutar, dar los pasos incómodos —incómodos, incómodos— que sabemos que hay que dar, pero que evitamos porque, pues, ya sabes, no nos gusta la incomodidad emocional, física, de ningún tipo.
"Be the man", fue mi resumen de lo anterior para el joven que nos consultó a los miembros del grupo.
También le expliqué que eso de estar estancado es porque no tenemos claras ciertas definiciones. Tú puedes pensar en mí como alguien con "éxito", porque ves que viajo, doy conferencias, tengo algunos amigos famosos, la gente me lee, van a mis workshops y tengo una historia personal interesante que comparto contigo desde diferentes ángulos a diario.
La realidad es que yo no me siento exitoso. No despierto pensando "ah, qué exitoso soy". Todo el tiempo estoy en la madriza, pensando qué falta aquí, qué hay que hacer allá, qué más, qué quitar, qué no está funcionando y así. Para muchos, esto es el infierno, porque su ancho de banda intelectual, emocional y físico se desborda con cualquier cosa, pero a muchos nos fascina esto, estar construyendo todo el tiempo (construir nunca ha sido ni será nada ordenado, bonito, claro, perfecto, no te engañes).
Les di mi ejemplo de que prácticamente siempre me siento así, estancado, porque no llegas a ser de alto desempeño aplaudiendo a diario todo lo que has hecho y diciendo "ah, qué bonito, miren, soy alto desempeño". Eres alto desempeño porque eres obsesivo, porque te has instalado eso de la ambición y le das duro a ello, sin pena.
¿Cómo crees que andan por la vida todos esos multimillonarios, artistas globales y políticos encumbrados? Hijo de la vida, esos top-performers se sienten estancados todo el tiempo, pero no están pensando en eso, lo que hacen es estarse siempre moviendo al respecto, no regodeándose en su éxito. Esto es extremadamente importante de entender porque cuando no tienes claro lo que realmente significa subir de nivel —tener "éxito"— siempre vas a creer que estás mal por sentirte estancado, solo, raro o así, cuando la realidad es que así es el asunto.
Lo único positivo que recibes conforme subes de nivel es que la calidad de tus problemas mejora: no estás preocupado por la siguiente quincena sino por cerrar el gran proyecto que te va a permitir comprar varios edificios con las ganancias, pero todo esto va —de nuevo— con incomodidad y así.
Así que, con mucho amor, beautiful people, dejen de estar buscando ese estado ideal donde no hay problemas, donde se sienten iluminados 24/7 y la felicidad invade permanentemente cada poro de su piel. Desear esas cosas te hace demasiado frágil y por eso cuando llega cualquier pequeña oleada de incomodidad, sales corriendo a que alguien, por favor, te ayude porque te sientes mal y demás.
Pedir ayuda está bien, pero un niño de doce años que no sabe abrochar los botones de una camisa, bueno, esto ya es su problema: hace varios años dejó atrás el rango de edad donde estaba bien orientarlo al respecto.
Lo mismo con nosotros los adultos.
Sentirnos desorientados en nuestros tempranos y mediados veintes, pues sí, tiene sentido, estamos entrando a la adultez, pero después de ese rango de edad querer que nos abrochen los botones de la camisa en todos lados porque nos frustra tener que hacerlo nosotros mismos, porque nos incomoda que luego nos salga mal, bueno, esto no te hará ser bien recibido en muchos entornos y con muchas personas que te convienen.
La escasez física (falta de fuerza, movilidad, resistencia) es porque evitamos la incomodidad.
La escasez financiera, igual. La escasez de todo tipo es un resultado muy directo de evitar la incomodidad.
¿Qué comodidad estás evitando?
Claro que esto no me va a hacer ganar muchos amigos entre la gente que no quiere escuchar en lo absoluto que hay mucho que sí está en sus manos para jugar mejores juegos, porque —nuevamente— es más cómodo culpar al gobierno, a la familia, a los genes, al capitalismo, al sistema, que tomar el control de nuestro destino.
Todo esto es durísimo, lo sé, y no es algo popular de compartir, pero lo hago para atacar el discurso de fragilidad que veo en todos lados y que le está haciendo demasiado daño a mucha gente —y no quiero que te afecte tanto a ti.
Esos discursos de fragilidad por todos lados —estilo "deja fluir todos tus sentimientos en todo momento y llévatela tranquilo"— suenan muy bien en teoría, pero la realidad es que te hacen débil, lento, inseguro.
No te metas voluntariamente a cosas que te hacen débil, lento, inseguro.
Una personita metida en el alcoholismo o adicciones no tiene un problema de alcoholismo o adicciones, sino que está usando eso para (mal) lidiar con el verdadero problema. Una personita obsesionada con que está "estancada" no tiene un problema de estancamiento, sino que se está enfocando demasiado en ello en lugar de ejecutar bien en lo que sabe que sí le conviene hacer.
Todas esas "soluciones" de conectar rápidamente, a cada instante, con tus sentimientos son el equivalente de darle dulces y tablets a los niños o dejar que tu adolescente se duerma a la hora que quiera como si fuera adultito independiente: a sus ojos esto nos hace lucir como padres buena onda, chidos y nos convierte inmediatamente en "malos" cuando les imponemos lo que les conviene: limitar al extremo que estén embobados con lo digital para que se muevan como niños normales jugando físicamente, que coman y duerman bien.
Tú sé el "malo" de la película contigo mismo.
Tú sé el "malo" de la película contigo mismo.
Tú sé el "malo" de la película contigo mismo.
No sucumbas a la tentación de estar en contacto permanente con todos y cada uno de tus sentimientos.
Hazte cada día alguien más duro para ponerte a hacer lo que sabes que te conviene hacer.
No te digo esto desde la posición teórica de aquel que ya leyó algunos libros de estoicismo y que quiere decirte cómo vivir tu vida (hay muchos de esos allá afuera, detéctalos porque no están construyendo nada, solo se la pasan jugando al influencer).
A lo largo de mi vida le he caído bastante mal a miles de personas que he tenido bajo mi manto como colaboradores, alumnos y clientes, porque mi estilo les resulta "feo", "grosero", "incómodo". Muchos de ellos regresan con los años a decirme que siempre sí tenía razón, pero que en ese momento que estuvieron conmigo no pudieron verlo.
Los que no pelean desde el principio conmigo en estas cosas, los que le bajan a su ego para someterse a estas ideas, un buen día renuncian o se gradúan y se van a muchos mejores empleos o lanzan sus propias empresas. Cuando tengas jefes intensos e incómodos así como yo, bueno, estúdialos. Si su estilo de vida es uno que sí te conviene, tienes mucho que aprender, independientemente de tus sentimientos. Si solo son tóxicos y no hay nada en fitness, finanzas y filosofía que puedas tomar de él, pues sí, vete, no pierdas el tiempo.
Te digo todo esto desde la incómoda posición del que ha tenido que dejar relaciones, tratos, dinero y oportunidades atrás para salir del estancamiento físico, emocional, intelectual y profesional. Solo siendo duro es que he podido insertarme en el fitness y los negocios y mantenerme ahí. No es cómodo, pero es lo que más me conviene y por eso soy estratégicamente necio en ello.
La pizza con Netflix en la cama mientras estás en WhatsApp con tus "amigos" criticando gente, eso no es amor contigo mismo.
La dureza con la ejecución que te conviene, ese es el verdadero amor de ti para ti.
No huyas de la incomodidad cuando esta te quiere llevar a lugares mágicos con tu cuerpo, tu intelecto y tu dinero.
Disciplina emocional.
Dureza mental.
Ecuanimidad.
Va con amor y alpha, en serio, como siempre.
Te quiero movido, ágil, rápido, cabrón, determinado y capitalizado.
Sé incómodamente audaz.
Y sélo ahora.
—A.