
En español mexicano, la respuesta perfecta para combatir el FOMO es "que te valga madres" (QTVM).
Los chismes buenísimos —aquellos de lo que debes enterarte estilo Shakira-Piqué y las elecciones en tu tierra— son cosas que van a llegar a tus oídos de una manera o de otra. Esto es diferente. No se trata de que luches por no enterarte sino que luches por no entregarte fácilmente a estas cosas.
FOMO es el acrónimo en inglés para "Fear Of Missing Out", que sería algo así como el miedo a perderte de algo.
FOMO es —por ejemplo— el trend más reciente en TikTok con el cual sentimos que tenemos que imitar el bailecito, la cancioncita o la frasecita de moda o de lo contrario no estaremos "in". Al principio en mi carrera de influencer sufría mucho con esto del FOMO —no con TikTok porque no había— pero sí con las demás redes sociales. Me sentía mal por no hacer las mismas cosas que los demás creadores de contenido. Afortunadamente, logré dominar ese sentimiento y me mantuve mayoritariamente en mi línea de explicaciones en mi estilo. Esto me ha permitido mantener una base solida de lectores-clientes que va creciendo orgánicamente. ¿Podría hacerlo mejor? Uf, claro, es mi batalla constante, pero el avance ha sido en mis términos y no en los que las modas me han dictado y eso es importante para construir la organización que me interesa.
FOMO es lo que nos inyectan los comentaristas deportivos sobre el próximo partido de fútbol que será histórico y que hay que ver y que si no, pues seremos tontos y no podremos opinar como todos los demás qué es lo que ocurrió y así. Y el día del partido apretamos el acelerador del auto y violamos varias leyes de tránsito con tal de no perdernos ni un minuto del encuentro. No te quiero decir que soy inmune al FOMO del fútbol, porque cada cuatro años me entusiasmo bastante con esto de ver la final del campeonato mundial, pero es lo más que me permito.
No tienes idea de cuánta gente se acerca a pedirme hacks para estar enfocados. Es probablemente de las cinco preguntas más comunes que recibo. Aquí va la respuesta rápido: activa el QTVM.
El QTVM es el antídoto perfecto para el FOMO.
Casi nada importa. Y ser indiferente a la mayoría de las cosas con las que las mayorías se emboban es un super poder, es una ventaja injusta tremenda a tu favor. Úsala.
De nuevo: cuando dominas el ignorar fácilmente lo que apasiona a las mayorías, tienes una ventaja injusta tremenda a tu favor.
Sé de esa gente que genuinamente no sabe el horario del próximo gran evento o la fecha del próximo gran concierto o los detalles del último gran escándalo o los nombres de los actores de la última gran película y esas cosas. Muchos no entienden esto y nos llaman "amargados" a los que somos así. Con gusto les daría la razón de que soy un amargado pero en realidad soy un tipo concentrado construyendo cosas, no perdiendo mi tiempo en tonterías.
"Aarón, suenas amargado, hay que saber divertirse también". Claro. Y me la paso bien, te lo juro. El punto es que el entretenimiento es la más poderosa de las drogas, te hace sentir "bien" pero siempre necesitas más y más y de repente pierdes habilidades que importan porque te dedicas a desarrollar las habilidades para cazar más y más entretenimiento en forma de chismes, chistes, videos, debates, análisis, comentarios, opiniones, bailes, canciones, tonterías y demás que no te dan al espacio mental para enfocarte en tu vida, en lo tuyo, en lo que sí te conviene.
El FOMO te controla.
El QTVM te libera, te da enfoque, te hace rápido, preciso, te da espacio para construir.
Te digo todo esto no como un tipo soberbio y engreído que se cree superior, sino como el niño y joven que fui que lloraba por un candidato político, que sufría por el resultado de su equipo de fútbol, que brincaba de emoción por películas y así. Sé de lo que te hablo cuando te digo lo mucho que uno pierde al estar desconcentrado con el entretenimiento: así fue como desperdicié las tres primeras décadas de mi vida.
Va con amor y alpha, como siempre.
Sé audaz. Y selo ahora.
—A.
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